Este es un tema , que debe ser analizado y pensado profundamente, para construir un marco legal que le permita a las ciudades tener derechos. La Constitución de la República de Ecuador le da derecho a la naturaleza, siendo un gran logro y ejemplo para otras naciones.
Esta idea surge, al observar que
ciertos lugares emblemáticos e históricos de las ciudades son entregados a
manos privadas. Aunque las urbes son dinámicas y se proyectan con nuevas
edificaciones, se debe dejar claro cuáles
son los lugares que le pertenecen a las ciudades; es decir, a todos sus
habitantes.
Aunque, como dice el politólogo,
Wilmer Suárez, el derecho a las ciudades es más profundo que lo ya analizado;
por eso, es hora de ir organizando un debate serio del tema para establecer
este marco legal.
Lo que estamos hablando es de
insertar en la Constitución de la República este derecho, para después crear
leyes, reglamentos y ordenanzas que establezcan una clara defensa de las
ciudades.
La ciudad es
un espacio colectivo culturalmente rico y diversificado que pertenece a todos
sus habitantes, debe ser un ámbito de realización de todos los derechos humanos
y libertades fundamentales, asegurando la dignidad y el bienestar colectivo de
todas las personas, en condiciones necesarias para su realización política,
económica, cultural, social y ecológica,
(Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad).
El derecho a
la ciudad no es simplemente el derecho de acceso a lo que ya existe, sino el
derecho a cambiarlo a partir de nuestros anhelos más profundos; es decir, todo cambio,
debe ser compartido y aceptado por todos.
La creación de nuevos espacios urbanos comunes, con la participación
ciudadana, debe ser parte fundamental de los administradores de la ciudad. Ya
no se puede construir la ciudad sólo desde un solo punto de vista.
Si nuestro mundo urbano ha sido imaginado y luego hecho, puede ser
re-imaginado y re-hecho. El inalienable derecho a la ciudad es algo por lo que
vale la pena luchar. Es Mi palabra.
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