La decisión de ver o elegir un de programa de televisión, no depende de nadie sino de mí, ese es mi derecho y nadie me lo puede negar.
Que los programas de la televisión ecuatoriana son buenos o
malos, no debe ser el tema central de debate de la nueva ley de comunicación,
como ocurrió en días pasado en la Universidad donde se debatió este tema.
Algunos estudiantes universitarios centraron sus preguntas
en los programas de parodia que si son educativos o no; si a alguien no le
gusta estos programas que cambie de canal está en su derecho. Que los programas
de afuera son mejores, que es preferible tener televisión por cable, acaso la
televisión extranjera no carece de los mismos males que lo nuestros.
Precisamente la televisión por cable permite elegir una gama
de canales y variedades de programas, que muchas veces tampoco satisfacen al
televidente, pero se debe respetar el gusto de las personas.
Mientras yo tenga el control en mis manos, yo decidiré que
programa ver. Es mi palabra.
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