Varios lectores me han reclamado, él porque no he escrito sobre los 100 años de la “hoguera bárbara” – muerte de nuestro general Eloy Alfaro Delgado- mi respuesta es sencilla, me dedique a leer los cientos de artículos que afanados periodistas de opinión, columnistas, políticos y ciudadanos comunes han escrito sobre el tema. Todos resaltando su gesta revolucionaria y sus logros para cambiar la realidad de esta Nación.
Pero de acuerdo a lo leído, parece que el tiempo se detuvo en el mismo instante de la muerte de Alfaro, es como si nada ha cambiado, como si el país no ha avanzado, que lo que se hizo en el pasado es superior a lo hecho en la actualidad. Y quizás con justa razón se opina así, porque lo hecho por nuestro “General de Mil Batallas” es único, autentico y perdurable, una verdadera revolución en todos los campos, que permitió el inició nuestra modernidad.
Pero lo fundamental de todo esto, es que los objetivos, metas e ideas de Alfaro, después de estos cien años se mantienen vivos e intactos. Gracias a este Gobierno y en especial del Presidente Rafael Correa, que está empeñado, con su revolución, seguir la lucha de Alfaro y seguir transformado positivamente el país. Dos épocas distintas, pero un solo pensamiento.
Pero sería bueno también que los historiadores escriban las otras facetas de Alfaro, no sólo como revolucionario, sino como el hombre sencillo que fue, su vida familiar, su pasión por la escritura, su humanismo y como el hombre libre y de buenas costumbre que cambio nuestra historia. Las nuevas generaciones tienen que recordar, después de 100 años más, al hombre íntegro y virtuoso. Ya no sólo al hombre con machete en mano, sino al pensador, al idealista, al planificador, al estadista, al filosofo que empuño las armas pero en base a sus objetivos, planes e ideas para transformar y dejar de herencia lo que hoy es Ecuador.
Ese es el legado que nos toca a nosotros dejar, quienes gritamos que somos alfarista y esa es una tarea que la puede realizar nuestra Universidad Laica “Eloy Alfaro”, que lleva este nombre glorioso, que pesa y pesa de verdad ante la historia.
Es hora que los manabitas financiemos un monumento, en el Parque El Ejido, que represente la verdadera imagen de nuestro héroe nacional e internacional y que la cátedra de Alfaro sea ya una realidad y que Montecristi sea reconocida como la Capital Alfarista del Mundo.