Si Argentina y Venezuela acaban de demostrar que el
verdadero poder de la Democracia está en el poder del voto; lo más lógico sería
que si la oposición ecuatoriana quiere derrotar en las próximas elecciones a la
Revolución Ciudadana, deberían entonces dejar que el Presidente Correa sea otra
vez candidato.
Puedo estar equivocado en mi apreciación política, pero mi
“absurda” lógica me dice que si la oposición -cambia su estilo de resistirse a
todo y de salir a protestar a cada rato, con razón o sin razón- puede lograr
cambios en el Ecuador.
El problema entonces
no radica en la participación o no del Mandatario Correa, si no que aún la
dispersada oposición no logra tener, primero un candidato que sea superior al
actual Presidente y segundo una sola
corriente ideológica que convenza de un cambio de sistema en el Ecuador.
Entonces la meta de la oposición está -no seguir lanzando
piedras- sino en convencer a los ecuatorianos en cambiar su voto. Es mi
palabra.