Aún seguimos viendo como humildes pescadores artesanales pierden su vida en el mar, dejando en la pobreza a sus familiares, siendo una terrible contradicción porque “supuestamente” nuestra mayor riqueza está en el océano.
Son personas que toda la vida se
han dedicado a esta labor, pero han sido otros quienes se han enriquecido con
su trabajo.
Pero no me quiero referir a este
asunto, pero sí, a que aún existen miles de pescadores que no cuentan con
ningún tipo de seguridad social, que en caso de muerte, abrigue a sus hijos y
esposa.
Es penoso escuchar que, cuando
desaparece un pescador en el mar, además de no encontrar su restos mortales a
tiempo, la familia señale que no tienen dinero para darle una cristiana
sepultura.
Este es un tema pendiente, que
aún el Estado ecuatoriano, no resuelve en su totalidad, es importante que el
IESS le dé una cobertura total para que los pescadores pueda afiliarse y así ir
más tranquilos a sus faenas de pesca, es
mi palabra.